Cuando estás seguro de lo que quieres, obtienes los resultados que deseas. Con frecuencia no tenemos las cosas claras. Por ejemplo, dices: Quiero el color amarillo y el azul. Pero lo que obtienes es verde. Entonces te preguntas: ¿Cómo es que me ha salido verde? No era esa mi intención. Pero ha surgido de la mezcla de varias intenciones.
Así, de un modo similar, en un nivel inconsciente, en tu interior siempre hay una mezcolanza de intenciones, pero es tan compleja que tu mecanismo de pensamiento consciente no puede descifrarla. Sin embargo, tu Ser Interior sí y te puede brindar emociones que te sirvan de guía. Lo único que necesitas es prestar atención a cómo te sientes y dejarte atraer hacia esas cosas que te hacen sentir bien o que te parecen correctas a la vez que te alejas de las que te producen el efecto contrario.
Cuando tengas algo más de práctica en aclarar tus intenciones, te darás cuenta, ya en las primeras etapas de relacionarte con los demás, de si lo que te están ofreciendo tiene valor para ti. Sabrás si quieres invitarles a tu experiencia. No es necesario, ni posible, ocultarse o evitar a personas o experiencias indeseadas, pero sí es posible atraer solo a las personas y las experiencias que te agraden.
La ley de la atracción, de Esther y Jerry Hicks.