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Joe
Dispenza, bioquímico y quiropráctico, lleva años dedicado a
estudiar cómo los pensamientos tienen el poder de dar forma a
nuestra vida y cómo se pueden utilizar inteligentemente para
interrumpir la cadena de repeticiones con las que el cerebro parece
sentirse cómodo. Los pensamientos provocan reacciones casi adictivas
que conducen a buscar una y otra vez las mismas sensaciones y a
adoptar los mismos comportamientos, incluso si nos hacen infelices.
Hablando sobre la naturaleza humana,
el dr. reconoce que estamos cortados por patrones. Nos regimos por
procesos y comportamientos automáticos que memorizamos y que nos
resultan difíciles de cambiar. A él, como investigador, le interesa
estudiar el hábito de ser nosotros mismos. Si un paciente es tratado
médicamente pero vuelve a su vida cotidiana y percibe los mismos
problemas, tiene las mismas reacciones emocionales, los mismos
pensamientos y las mismas actitudes, con toda probabilidad el cuerpo
volverá a experimentar la enfermedad otra vez. Lo importante
entonces es enseñeñar al paciente a pensar y actuar de manera
diferente.
La persona que ha pensado mucho
sobre el sufrimiento y lo ha experimentado, intelectualmente puede
querer ser feliz, sana, libre y proponérselo, pero luchará contra
un cuerpo que ha memorizado tan bien el sufrimiento que lo ha llegado
a convertir en su forma de ser.
Para experimentar el cambio, observa
una nueva realidad con una nueva mente. Si queremos crearnos una
nueva realidad, tendremos que pensar, sentir y actuar de manera
diferente. Tenemos que ser diferentes en lo referente a las
respuestas que emitimos a nuestras experiencias. Tenemos que
convertirnos de algún modo en otra persona.
A veces resulta frustrante cuando
las cosas no parecen mejorar por mucho tiempo, pero cuanto más
tiempo permanezcas siendo el de siempre, más tiempo estarás
generando el mismo tipo de experiencias negativas. Si quieres nuevos
resultados en tu vida, tienes que romper el hábito de ser tu mismo.