Siempre que ves un defecto en los demás, has de reconocer que también lo tienes en ti por más que te cueste admitirlo. Todos aquellos con quienes nos relacionamos son un reflejo nuestro. Prueba a ser mejor persona y verás cómo las personas que te rodean empiezan a ser mejores personas, o en su defecto desaparecen para que otras mejores vengan a ocupar sus sitios. Si vas plantando manzanos no puedes ir recogiendo olivas.
Da lo que te gustaría recibir. Si das amor y comprensión acabará volviendo a ti, pero si criticas y odias, si te comportas como un intransigente y un egoísta, no vayas diciendo luego que la vida es injusta. Si eres sincero contigo mismo y haces un ejercicio de introspección te darás cuenta de quién atacó primero. En última instancia toda la creación es responsabilidad nuestra. La realidad en la que vivimos nos da una medida de lo que hay en nuestro corazón.