Dime lo que piensas y te diré quien eres


Cuando empleamos la palabra prosperidad mucha gente piensa en el dinero. No obstante, esta palabra da cabida a muchas cosas; por ejemplo: tiempo, amor, éxito, comodidad, belleza, conocimiento, relaciones, salud y, ciertamente, dinero.
Si te sientes presionado porque no tienes suficiente tiempo para hacer todo lo que deseas, entonces es que te falta tiempo. Si piensas que el éxito está fuera de tu alcance, entonces no lo vas a tener. Si piensas que la vida es ardua y penosa, entonces siempre te sentirás cansado y amargado. Si piensas que no sabes mucho y que eres demasiado tonto para entender las cosas, jamás te sentirás conectado con la sabiduría del Universo. Si piensas que te falta amor y que tienes malas relaciones, entonces te será muy difícil atraer el amor a tu vida.
¿Y qué hay de la belleza? Estamos rodeados de belleza. ¿Experimentas la belleza que abunda en nuestro planeta? ¿O lo encuentras todo feo, sucio, un despilfarro? ¿Y cómo andamos de salud? ¿Te pasas la vida enfermo? ¿Te resfrías con facilidad? ¿Tienes muchos achaques y dolores?
Por último está el dinero. Muchas personas me dicen que jamás hay suficiente dinero en su vida. ¿Qué te permites tener? O tal vez piensas que tus ingresos tienen que ser siempre fijos. ¿Quién los ha fijado?
Nada de lo que acabo de mencionar tiene nada que ver con el hecho de recibir. Solemos pensar: “Ah, yo quiero tener esto, aquello y lo de más allá”. Sin embargo, la abundancia y la prosperidad dependen de lo que te permitas aceptar. Cuando no recibes lo que deseas, eso quiere decir que en algún rincón de ti no te permites aceptarlo. Si somos tacaños con la vida, la vida será tacaña con nosotros. Si le robamos a la vida, la vida nos robará.
Fuente: El poder está dentro de ti, Louise Hay