La informática cuántica es una ciencia emergente que utiliza partículas elementales para procesar la información. Debido a la inherente naturaleza "digital" de los estados subatómicos, para un ingeniero mecánico del MIT como Seth Lloyd, todo en el universo constituye un almacén de información. Cada vez que dos partículas interactúan, sus "bits" se transforman; por eso Lloyd afirma que el universo, por sí mismo, es un ordenador gigante. ¿Qué es lo que dicho ordenador calcula? "Su misma evolución dinámica" dice Lloyd. "Al mismo tiempo que procede el cálculo, la realidad se desarrolla".
Lloyd se ha hecho embajador de esta nueva disciplina, destacando varias veces (como autor y protagonista) en The New York Times, Nature, The Economist y Wired. En su último libro, Programming the Universe [Programar el Universo] (Knopf, 2006), describe los efectos cuánticos que permiten eficiencias de cálculo inmensas a escalas minúsculas. Greg Ross, el editor en jefe de American Scientist Online, lo entrevistó por correo electrónico en mayo de 2006.
American Scientist.- Cuando las personas le preguntan: "¿Qué haces para vivir?", ¿qué les responde?
Seth Lloyd.- Soy un ingeniero de mecánica cuántica: creo átomos. Construyo ordenadores cuánticos, artefactos que almacenan y procesan información a escala de átomos individuales. Un átomo, un "bit". En realidad, incluso me podrías llamar un mecánico cuántico. Si tu quántum se rompe, nosotros lo arreglamos.
...
Para mí lo más relevante de dicha entrevista radica en las respuestas que da Lloyd a las siguientes preguntas y que, desde luego me dan mucho que pensar.
AS.- Decía usted que, visto así, el universo por sí mismo es un gran computador. ¿Si esto es cierto, qué pasa con el libre albedrío?
SLl.- El libre albedrío está a salvo. Incluso si el universo fuera completamente determinístico, nosotros (y los ordenadores, y Dios sabe quién más) tendríamos libre albedrío. En un principio, parecería que la naturaleza determinística de las leyes físicas prohíbe el libre albedrío: ninguna elección es posible. Sin embargo, de hecho, la naturaleza computacional del universo garantiza en realidad el libre albedrío.
Permítame explicarlo. El libre albedrío aparece cuando tomamos decisiones - decisiones de las que nosotros y sólo nosotros somos responsables. Por ejemplo, cada mañana decido si tomo un café o un té. La decisión es mía y sólo mía. Hasta que decido, no tengo ninguna idea de si tomaré café o té. Mi proceso de decisión es un tipo de cálculo: mido las ventajas relativas de tomar un café o un té, pensando en el transcurso de mi día y, después, tomo la decisión.
Pero precisamente porque el proceso de decisión es una forma de cálculo, el resultado de ese proceso es intrínsecamente no predecible. ¿Por qué? Porqué cualquier proceso que implica un razonamiento lógico es intrínsecamente no predecible: los resultados de este tipo de proceso - y mi decisión final de tomar té o café- sólo se pueden determinar si uno mismo surca o atraviesa el propio proceso de razonamiento. Hasta que uno mismo no surca el propio proceso de razonamiento de una toma de decisión, tal decisión final no será predecible. Podemos precisar matemáticamente este argumento verbal, replanteándolo en términos de lógica matemática, la misma que practican los ordenadores.
Uno de los resultados más famosos de la ciencia informática es el denominado halting problem. Éste plantea que el resultado de cualquier cálculo es por sí mismo imposible de computar sin atravesar la misma secuencia de los pasos lógicos que el ordenador programado para computar dicho cálculo realiza. Irónicamente, el libre albedrío justo aparece cuando somos más racionales y determinísticos.
AS.- ¿Procesan información las sociedades humanas?
SLl.- Ciertamente lo hacen. Precisamente porqué las sociedades humanas intercambian, reflexionan y procesan información -tanto verbal como matemáticamente- que los seres humanos son una plaga tal en el mundo (por lo menos en relación con otros grandes mamíferos como los elefantes o las ballenas). Los seres humanos procesan información de forma especial, utilizando el lenguaje y la gramática universal.
Esta manera de comunicarse universalmente permite a los seres humanos formar sociedades, organizarlas de forma compleja, construir rituales sociales elaborados, etc... Los seres humanos son especiales precisamente debido a su habilidad de procesar así la información.
AS.- ¿Hasta qué punto ha influido su trabajo en su propia visión del mundo?
SLl.- Mi visión del mundo como un vasto procesador de información resulta de mi labor cotidiana de construcción de ordenadores cuánticos. Mi visión del mundo ha cambiado y evolucionado desde cuando he hecho este descubrimiento. Cuanta más información proceso personalmente, más convencido estoy que la teoría del universo computacional está en lo cierto.
AS.- ¿Cuáles son los próximos obstáculos a superar?
SLl.- Es difícil construir ordenadores cuánticos de finalidad-general a gran escala. Espero que, en poco tiempo, logremos superar dicho obstáculo y podamos construir ordenadores cuánticos de finalidad-general con cientos y miles de bits cuánticos. Pero el más duro obstáculo está en nuestro propio entendimiento. Nos mantendremos en la oscuridad si no logramos comprender cómo el mundo procesa información a escala cuántica.
Lloyd se ha hecho embajador de esta nueva disciplina, destacando varias veces (como autor y protagonista) en The New York Times, Nature, The Economist y Wired. En su último libro, Programming the Universe [Programar el Universo] (Knopf, 2006), describe los efectos cuánticos que permiten eficiencias de cálculo inmensas a escalas minúsculas. Greg Ross, el editor en jefe de American Scientist Online, lo entrevistó por correo electrónico en mayo de 2006.
American Scientist.- Cuando las personas le preguntan: "¿Qué haces para vivir?", ¿qué les responde?
Seth Lloyd.- Soy un ingeniero de mecánica cuántica: creo átomos. Construyo ordenadores cuánticos, artefactos que almacenan y procesan información a escala de átomos individuales. Un átomo, un "bit". En realidad, incluso me podrías llamar un mecánico cuántico. Si tu quántum se rompe, nosotros lo arreglamos.
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Para mí lo más relevante de dicha entrevista radica en las respuestas que da Lloyd a las siguientes preguntas y que, desde luego me dan mucho que pensar.
AS.- Decía usted que, visto así, el universo por sí mismo es un gran computador. ¿Si esto es cierto, qué pasa con el libre albedrío?
SLl.- El libre albedrío está a salvo. Incluso si el universo fuera completamente determinístico, nosotros (y los ordenadores, y Dios sabe quién más) tendríamos libre albedrío. En un principio, parecería que la naturaleza determinística de las leyes físicas prohíbe el libre albedrío: ninguna elección es posible. Sin embargo, de hecho, la naturaleza computacional del universo garantiza en realidad el libre albedrío.
Permítame explicarlo. El libre albedrío aparece cuando tomamos decisiones - decisiones de las que nosotros y sólo nosotros somos responsables. Por ejemplo, cada mañana decido si tomo un café o un té. La decisión es mía y sólo mía. Hasta que decido, no tengo ninguna idea de si tomaré café o té. Mi proceso de decisión es un tipo de cálculo: mido las ventajas relativas de tomar un café o un té, pensando en el transcurso de mi día y, después, tomo la decisión.
Pero precisamente porque el proceso de decisión es una forma de cálculo, el resultado de ese proceso es intrínsecamente no predecible. ¿Por qué? Porqué cualquier proceso que implica un razonamiento lógico es intrínsecamente no predecible: los resultados de este tipo de proceso - y mi decisión final de tomar té o café- sólo se pueden determinar si uno mismo surca o atraviesa el propio proceso de razonamiento. Hasta que uno mismo no surca el propio proceso de razonamiento de una toma de decisión, tal decisión final no será predecible. Podemos precisar matemáticamente este argumento verbal, replanteándolo en términos de lógica matemática, la misma que practican los ordenadores.
Uno de los resultados más famosos de la ciencia informática es el denominado halting problem. Éste plantea que el resultado de cualquier cálculo es por sí mismo imposible de computar sin atravesar la misma secuencia de los pasos lógicos que el ordenador programado para computar dicho cálculo realiza. Irónicamente, el libre albedrío justo aparece cuando somos más racionales y determinísticos.
AS.- ¿Procesan información las sociedades humanas?
SLl.- Ciertamente lo hacen. Precisamente porqué las sociedades humanas intercambian, reflexionan y procesan información -tanto verbal como matemáticamente- que los seres humanos son una plaga tal en el mundo (por lo menos en relación con otros grandes mamíferos como los elefantes o las ballenas). Los seres humanos procesan información de forma especial, utilizando el lenguaje y la gramática universal.
Esta manera de comunicarse universalmente permite a los seres humanos formar sociedades, organizarlas de forma compleja, construir rituales sociales elaborados, etc... Los seres humanos son especiales precisamente debido a su habilidad de procesar así la información.
AS.- ¿Hasta qué punto ha influido su trabajo en su propia visión del mundo?
SLl.- Mi visión del mundo como un vasto procesador de información resulta de mi labor cotidiana de construcción de ordenadores cuánticos. Mi visión del mundo ha cambiado y evolucionado desde cuando he hecho este descubrimiento. Cuanta más información proceso personalmente, más convencido estoy que la teoría del universo computacional está en lo cierto.
AS.- ¿Cuáles son los próximos obstáculos a superar?
SLl.- Es difícil construir ordenadores cuánticos de finalidad-general a gran escala. Espero que, en poco tiempo, logremos superar dicho obstáculo y podamos construir ordenadores cuánticos de finalidad-general con cientos y miles de bits cuánticos. Pero el más duro obstáculo está en nuestro propio entendimiento. Nos mantendremos en la oscuridad si no logramos comprender cómo el mundo procesa información a escala cuántica.
Entrevista rescatada de la red.