Por extraño que parezca al principio, conviene que empieces a aceptarte como un ser vibratorio, pues vives en un universo vibratorio y las leyes que rigen este universo se basan en las vibraciones.
Cuando alcances conscientemente la armonía con las leyes universales y comprendas por qué las cosas responden de la forma en que lo hacen, la claridad y la comprensión ocuparán el lugar del misterio y la confusión. El conocimiento y la confianza sustituirán la duda y el temor, la incertidumbre cederá ante la certidumbre, y la alegría se convertirá de nuevo en la premisa básica de tu experiencia.
Lo semejante se atrae, de modo que para obtener lo que deseas la vibración de tu ser debe corresponderse con la vibración de tu deseo. No puedes desear algo, centrarte ante todo en su ausencia y confiar en obtenerlo, porque la frecuencia vibratoria de su ausencia y la frecuencia vibratoria de su presencia son muy distintas. Dicho de otra manera: para obtener lo que anhelas, tus deseos y tus creencias deben vibrar al unísono.
Te propondré un ejemplo más general: Vives aquí experiencias que hacen que, en tu perspectiva divinamente específica, identifiques, de manera consciente o inconsciente, tus preferencias personales. Ahora bien, cuando esto ocurre, la Fuente, que te oye y te adora, responde de inmediato a tu petición vibratoria, electrónica, tanto si eres capaz de expresarlo conscientemente con expresiones verbales como si no.
De modo que pidas lo que pidas, tanto si lo pides a través de tus palabras o de una sutil señal de tu deseo, tu petición siempre es escuchada y atendida, sin excepción. Cuando pides, siempre siempre siempre, se te concede.
Pide y se te dará, Esther y Jerry Hicks.
Cuando alcances conscientemente la armonía con las leyes universales y comprendas por qué las cosas responden de la forma en que lo hacen, la claridad y la comprensión ocuparán el lugar del misterio y la confusión. El conocimiento y la confianza sustituirán la duda y el temor, la incertidumbre cederá ante la certidumbre, y la alegría se convertirá de nuevo en la premisa básica de tu experiencia.
Lo semejante se atrae, de modo que para obtener lo que deseas la vibración de tu ser debe corresponderse con la vibración de tu deseo. No puedes desear algo, centrarte ante todo en su ausencia y confiar en obtenerlo, porque la frecuencia vibratoria de su ausencia y la frecuencia vibratoria de su presencia son muy distintas. Dicho de otra manera: para obtener lo que anhelas, tus deseos y tus creencias deben vibrar al unísono.
Te propondré un ejemplo más general: Vives aquí experiencias que hacen que, en tu perspectiva divinamente específica, identifiques, de manera consciente o inconsciente, tus preferencias personales. Ahora bien, cuando esto ocurre, la Fuente, que te oye y te adora, responde de inmediato a tu petición vibratoria, electrónica, tanto si eres capaz de expresarlo conscientemente con expresiones verbales como si no.
De modo que pidas lo que pidas, tanto si lo pides a través de tus palabras o de una sutil señal de tu deseo, tu petición siempre es escuchada y atendida, sin excepción. Cuando pides, siempre siempre siempre, se te concede.
Pide y se te dará, Esther y Jerry Hicks.