Persinger, Michael A.
Psicólogo especializado en Neurofisiología Clínica de la Universidad Laurentian, Sudbury, Canada. Es el más encumbrado defensor de los ataques en el lóbulo temporal como origen de los más diversos fenómenos inusuales (experiencias místicas), para demostrar lo cual se abocó al desarrollo de un equipo que -mediante la aplicación de un campo electromagnético (CEMs) en esa zona del cerebro- ha conseguido inducir la visión de presencias sobrenaturales. Persinger es partidario de la tesis según la cual la Tierra funcionaría como un gigantesco dínamo, capaz de influir en el sistema de creencias del perceptor, provocando toda clase de experiencias extrañas.
Tras escribir en 1987 “Neuropsychological Base of God Beliefs”, comenzó a aplicar campos electromagnéticos para discernir los patrones que inducen experiencias sensoriales que son atribuidas a “intrusiones que abarcan desde el rango de Dios a los extraterrestres”. Según su teoría, la mayoría de estas experiencias pudieron ser generadas por “microataques” en el lóbulo temporal. Estas “minitormentas eléctricas” alterarían el flujo de información entre ambos lóbulos temporales, distorsionando la forma en que el individuo se percibe a sí mismo y el ambiente que lo rodea. Así, esa zona del cerebro actuaría como caldo de cultivo para alucinaciones particularmente realistas y otras experiencias “paranormales” causadas por influencias exteriores tan sutiles como el campo magnético terrestre.
Psicólogo especializado en Neurofisiología Clínica de la Universidad Laurentian, Sudbury, Canada. Es el más encumbrado defensor de los ataques en el lóbulo temporal como origen de los más diversos fenómenos inusuales (experiencias místicas), para demostrar lo cual se abocó al desarrollo de un equipo que -mediante la aplicación de un campo electromagnético (CEMs) en esa zona del cerebro- ha conseguido inducir la visión de presencias sobrenaturales. Persinger es partidario de la tesis según la cual la Tierra funcionaría como un gigantesco dínamo, capaz de influir en el sistema de creencias del perceptor, provocando toda clase de experiencias extrañas.
Tras escribir en 1987 “Neuropsychological Base of God Beliefs”, comenzó a aplicar campos electromagnéticos para discernir los patrones que inducen experiencias sensoriales que son atribuidas a “intrusiones que abarcan desde el rango de Dios a los extraterrestres”. Según su teoría, la mayoría de estas experiencias pudieron ser generadas por “microataques” en el lóbulo temporal. Estas “minitormentas eléctricas” alterarían el flujo de información entre ambos lóbulos temporales, distorsionando la forma en que el individuo se percibe a sí mismo y el ambiente que lo rodea. Así, esa zona del cerebro actuaría como caldo de cultivo para alucinaciones particularmente realistas y otras experiencias “paranormales” causadas por influencias exteriores tan sutiles como el campo magnético terrestre.
Para poner a prueba su teoría, Persinger adaptó un casco de motociclista, al que le incorporó tres solenoides (poderosos imanes o bobinas que generan campos electromagnéticos cuando conducen electricidad) a la altura de ambos lóbulos del cerebro. Así, asegura haber descubierto que -cuando se administran ciertos impulsos magnéticos en esa área del cerebro- la actividad eléctrica resultante produce importantes alucinaciones visuales, auditivas y táctiles.
Otros voluntarios describieron experiencias diferentes, entre ellas la sensación de flotar, “salir” del cuerpo e incluso de “abducción” por parte de seres extraterrestres. Su “cobayo” más famoso fue la psicóloga Susan Blackmore, quien participó en un experimento conducido por Persinger y declaró sentir cómo era “arrebatada” por los hombros por “alguien” en el curso de la sesión. Por otra parte, voluntarios acostumbrados a protagonizar experiencias místicas confiaron que la experiencia les facilitó sensaciones parecidas a las que solían vivir sin él. Persinguer descubrió que podía conseguir diferentes efectos si variaba la naturaleza del campo electromagnético. El responsable de las “presencias naturales” es el llamado “pulso Thomas”, llamado así en honor al investigador que lo desarrolló.
Persinger no es teísta. Su preocupación por la Neurofisiología de las creencias, explica, surge de su deseo de “contribuir a explicar el fenómeno de la conciencia y el futuro de la existencia humana”. Varias veces destacó que su objetivo “no es determinar si Dios existe o no” sino hallar aplicaciones terapéuticas de sus descubrimientos.
Otros voluntarios describieron experiencias diferentes, entre ellas la sensación de flotar, “salir” del cuerpo e incluso de “abducción” por parte de seres extraterrestres. Su “cobayo” más famoso fue la psicóloga Susan Blackmore, quien participó en un experimento conducido por Persinger y declaró sentir cómo era “arrebatada” por los hombros por “alguien” en el curso de la sesión. Por otra parte, voluntarios acostumbrados a protagonizar experiencias místicas confiaron que la experiencia les facilitó sensaciones parecidas a las que solían vivir sin él. Persinguer descubrió que podía conseguir diferentes efectos si variaba la naturaleza del campo electromagnético. El responsable de las “presencias naturales” es el llamado “pulso Thomas”, llamado así en honor al investigador que lo desarrolló.
Persinger no es teísta. Su preocupación por la Neurofisiología de las creencias, explica, surge de su deseo de “contribuir a explicar el fenómeno de la conciencia y el futuro de la existencia humana”. Varias veces destacó que su objetivo “no es determinar si Dios existe o no” sino hallar aplicaciones terapéuticas de sus descubrimientos.