Pide lo que necesites...


Si pidiésemos lo que en verdad queremos, nos ahorraríamos muchos dolores de cabeza, tiempo y energía. Sé que parece algo muy simple, pero la mayoría de la gente es reacia a hacerlo. De alguna manera tenemos la idea de que colegas, amigos, familia y otros seres queridos deben intuir nuestras necesidades. Sin embargo, no son adivinos y no tienen por qué saber por obra y gracia del espíritu santo lo que esperamos de ellos, sobre todo nuestra pareja. Y es muy frecuente que ciertos jefes no sepan la manera de dirigirnos para que trabajemos mejor, y que algunos amigos no adviertan con sólo vernos que algo nos ha sentado mal. Es verdad que tendemos a dar lo que nos gustaría recibir y a veces esto funciona, pero por lo general no es así, todos somos diferentes, tenemos necesidades distintas y diversos modos de satisfacerlas. Si muchas veces ni siquiera nosotros mismos somos capaces de reconocer qué nos hace sentir bien, ¿por qué deberían saberlo otros?