Aprende los pasos para sentirte en el presente.
1.- Comprende que el dolor es el sentimiento negativo más básico. No puedes estar en el presente sin estar dispuesto a sentirte herido.
2.- Permanece con tus sensaciones. No cedas al impulso de negar lo que sientes o de convertirlo en enojo.
3.- Di lo que sientes a la personas que provocó el dolor.
4.- Resuelve tu emoción y continúa adelante.
Éste puede parecer un ejercicio de sufrimiento, pero en realidad es un ejercicio de libertad. Sufrir no es agradable, pero sí real. Te pone en el presente, mientas que las reacciones condicionadas de enojo, ansiedad, culpa y depresión te sacan de él. Una vez que estás en el presente puedes seguir el rastro de tus emociones hasta su fuente, que no es dolor sino amor, compasión, verdad... el verdadero tú.
El sufrimiento no tiene finalidad alguna, salvo la de guiarte hasta tu verdad. En sí y por sí, el dolor sólo vale como señal que te sacará del dolor. Cuando un bebé sufre, llora, saca el sufrimiento de su organismo y luego se relaja. Vuelve a su estado básico del cuerpo, que es placer, tranquilidad y comodidad. Si quieres sentir esas cosas basta con que seas tú mismo, pero ser tú mismo significa ir más allá de la tendencia a reprimir o desviar tus emociones, cosa que todos aprendimos en la primera infancia.
Llegar al momento concentrando tu atención en el dolor te permite liberarte de él en cuanto se presenta. Esa liberación se produce naturalmente y la atención es el poder curativo que la activa. Concentrar la atención en tus sentimientos te aproxima más al estado de testigo, observas el sufrimiento sin dejarte envolver en las actitudes secundarias que suelen seguir: culpa, evasión y negativa. En el acto de ser testigo se torna posible la penetración psicológica. Se requiere objetividad para lograr comprensión; si te dejas atrapar por el sufrimiento no verás el motivo oculto tras él. Hoy nadie puede herirte sin activar una herida de tu pasado. Tienes que aprender eso a fin de encontrarte.
1.- Comprende que el dolor es el sentimiento negativo más básico. No puedes estar en el presente sin estar dispuesto a sentirte herido.
2.- Permanece con tus sensaciones. No cedas al impulso de negar lo que sientes o de convertirlo en enojo.
3.- Di lo que sientes a la personas que provocó el dolor.
4.- Resuelve tu emoción y continúa adelante.
Éste puede parecer un ejercicio de sufrimiento, pero en realidad es un ejercicio de libertad. Sufrir no es agradable, pero sí real. Te pone en el presente, mientas que las reacciones condicionadas de enojo, ansiedad, culpa y depresión te sacan de él. Una vez que estás en el presente puedes seguir el rastro de tus emociones hasta su fuente, que no es dolor sino amor, compasión, verdad... el verdadero tú.
El sufrimiento no tiene finalidad alguna, salvo la de guiarte hasta tu verdad. En sí y por sí, el dolor sólo vale como señal que te sacará del dolor. Cuando un bebé sufre, llora, saca el sufrimiento de su organismo y luego se relaja. Vuelve a su estado básico del cuerpo, que es placer, tranquilidad y comodidad. Si quieres sentir esas cosas basta con que seas tú mismo, pero ser tú mismo significa ir más allá de la tendencia a reprimir o desviar tus emociones, cosa que todos aprendimos en la primera infancia.
Llegar al momento concentrando tu atención en el dolor te permite liberarte de él en cuanto se presenta. Esa liberación se produce naturalmente y la atención es el poder curativo que la activa. Concentrar la atención en tus sentimientos te aproxima más al estado de testigo, observas el sufrimiento sin dejarte envolver en las actitudes secundarias que suelen seguir: culpa, evasión y negativa. En el acto de ser testigo se torna posible la penetración psicológica. Se requiere objetividad para lograr comprensión; si te dejas atrapar por el sufrimiento no verás el motivo oculto tras él. Hoy nadie puede herirte sin activar una herida de tu pasado. Tienes que aprender eso a fin de encontrarte.
Cuerpo sin edad, mente sin tiempo. Deepak Chopra.