Vivir en el presente IV

Cuando aprendes a decir: "Me siento herido", y a estar realmente con ese sentimiento, se desarrollará una mayor franqueza. Las emociones que nos asustan son las compjeas porque abruman el mecanismo natural de liberación. No puedes desprenderte simplemente de la culpa o la depresión. Son formaciones secundarias que surgen una vez que olvidas cómo liberarte del sufrimiento.
Cuanto más sufrimiento sientas francamente, más cómodo estarás con el dolor, porque crecerá la capacidad de desprenderte de él. A medida que esto ocurra, te sentirás más cómodo con tus otras emociones. Para una mente bloqueada, las emociones positivas como el amor y la confianza suelen presentar la misma dificultad que las negativas, como el odio o la desconfianza. Las viejas heridas no resueltas eluden ambas. Si te sientes cómodo con tus emociones, no te enmarañarás tanto con las ajenas. En vez de culpar a los que te hieran podrás perdonarlos.

Todos actuamos desde nuestro propio plano de conciencia. Eso es todo lo que podemos exigir de nosotros mismos y de los demás. Por mucho que alguien nos hiera, está haciendo lo mejor que puede, dados los límites de su conciencia.

El perdón a los demás sólo viene cuando puedes liberarte de tu propio sufrimiento. Cuanto más completa sea tu liberación, más sincero será el perdón.

Nadie puede realmente herirte, a menos que tú le des el poder de hacerlo. Este poder radica en tu propio dolor no resuelto. Puedes asumir el control del antiguo dolor y reclamar poder sobre tus emociones. Mientas no lo hagas, tus sentimientos continuarán movidos según el capricho de los otros.

Los acontecimientos exteriores no tienen el poder de hacerte sufrir. El sufrimiento se produce cuando tu mente hace su interpretación. Puedes vivir más allá de la interpretación, en un estado de testigo, la conciencia pura e intocable que es el verdadero tú.
Cuerpo sin edad, mente sin tiempo. Deepak Chopra.