Modificando la materia con el pensamiento.

Las investigaciones del doctor Emoto expuestas en la entrada anterior, ejemplifican lo tratado en el post de Peter Gaiaev: .
Al ser sometida a ciertas frecuencias vibratorias, la materia resulta modificada. El sentido de dicha modificación depende de nosotros. Basta con tomar conciencia de que a lo largo del día estamos expuestos a multitud de estímulos: sonidos, imágenes, pensamientos ―tanto propios como ajenos―; todos ellos tienen una energía, una longitud de onda y una frecuencia con el poder de influir sobre la biología de nuestro cuerpo. Si elegimos pensar que vivimos en un ambiente hostil y desagradable, pondremos la atención en aquellos aspectos que ratifican esa creencia y tarde o temprano resultaremos afectados. Muchas veces damos por hecho que no esta en nuestras manos cambiar el entorno, sin embargo, las evidencias indican que las expectativas que tenemos de la realidad, acaban por modular la realidad misma, hacen que esta se decante en uno u otro sentido. Más importante que la experiencia vivida es el modo en que la filtramos e interpretamos. El entorno es lo de menos.
Si entendemos por observador una conciencia con expectativa e intención, el poder del observador es crucial en la materialización del resultado. Pongamos por ejemplo el experimento de la doble ranura que el doctor Quantum explica a continuación. El resultado final del ensayo está determinado por el observador situado al otro lado de la rendija...